Hierbas aromatizando los aires, frutos maduros acompañando las veredas.

El padre sol aún no entrega sus rayos majestuosos, la madre tierra se prepara para recibir nuevas semillas, otoño, tiempo de preparación. Los pequeños espacios rurales de la ciudad se alegran al recibir a nuevos/as horticultores/as dispuestos/as a danzar con la luna, con el agua.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Descubrimientos en Bicicleta


"Luego proseguí mi viaje. A las 13:10hrs me dirigí rumbo al taller ciclista de don Andrés. Al verme aparecer me dijo: '¡Hola mi niña linda!, ¿qué le pasó?', entonces le conté lo que le había ocurrido al pedal, de este modo comenzó a buscar en una caja, llena de pedales, uno para ponerle a mi bici. Mientras él buscaba, yo miraba la gran cantidad de esqueletos de bicicletas y bicicletas que tenía colgadas en las paredes de su taller. Pude identificar modelos de minis, pisteras y cross. Afuera del taller tiene dos filas de bicicletas, casi todas pequeñas para niños, de distintos colores y tamaños.Le pregunté si las tenía a la venta, a lo que me contestó que no, que sólo se las habían mandado a arreglar. Estuve mirándolas un rato, mientras él, seguía buscando en la caja, un pedal para Tomata, la cual estaba puesta sobre una estructura metálica como una especie de pedestal. Le pregunté cuánto valía ponerle unos pedalines, dos fierros paralelos que se ponen en la rueda trasera, a fin de que si llevo a alguien en la parrilla pueda posar sus pies en ellos, me dijo que cerca de $2.000, lo mismo que me cobraría por ponerle un fierro que sirva de “pata” para afirmar a Tomata, un apoyo.

Le pregunté, además, hace cuánto tiempo que tiene su taller, me dijo que hace 26 años. También quise saber si hacía bicicletas, me respondió que no, porque el espacio de su taller es muy pequeño. Pero sí ha hecho, una vez construyó una bicicleta para dos personas, era para sus hijos, pero en el barrio causó mucha admiración y le encargaron hacer cuatro más, dijo que después se había aburrido y que no iba a hacer más. Cuando el pedal ya estaba listo, me dijo que eran $1.000, yo lo encontré caro, pero no dije nada, pues en múltiples ocasiones don Andrés ha inflado las ruedas de Tomata y no me ha cobrado nada, así es que pensé que era un precio justo. Luego le conté que la rueda trasera producía un ruido extraño y que a veces me costaba avanzar, pues estaba como trancada. Me dijo 'le apuesto que ha echado gente atrás', la miró y agregó '¡uh!, está super descentrada', yo le pregunté si era muy difícil de arreglar, se rió y me dijo '¡No po, para mí no!, tráigamela después para arreglársela'. Luego me revisó el aire, '¡uh!, pero está casi en el suelo esta rueda', refiriéndose a la delantera, 'Ya ahora se va a ir volando', entonces me despedí y me fui rumbo a la escuela."

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