Hierbas aromatizando los aires, frutos maduros acompañando las veredas.

El padre sol aún no entrega sus rayos majestuosos, la madre tierra se prepara para recibir nuevas semillas, otoño, tiempo de preparación. Los pequeños espacios rurales de la ciudad se alegran al recibir a nuevos/as horticultores/as dispuestos/as a danzar con la luna, con el agua.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Colorear nuestro jardín y a nosotras mismas....


Antes y durante el trabajo hortícola


Un nuevo trozo de bienestar vegetal

Plantas para acariciar, plantas para, respirar, plantas para sentir




"Frotamos con los dedos una hojita de poleo y sentimos cómo explota su dulce mentosidad en nuestra nariz, llevándonos hacia el sur, a la lluvia, al silencio de la huerta escondida"

Un rincón olvidado en un patio, se ha venido transformando hace algunos años, en un jardín-huerta para un grupo de niños y niñas, pequeños y pequeñas. Un cajón sembrado con zanahorias, perejil, habas y calénudulas, mira asombrado a un nuevo universo vegetal. Su vecina la señora Huerta-Jardín Sensorial. Cuatro espacios de cajones a veinte cenímetros del suelo, cobijan hoy a cuatro grupos de hierbas y hortalizas, organizadas en: plantas para tocar, para oler, para comer, para sentir, además de un pozo circular de agua, para escuchar y atraer más vida a este acogedor lugar.
Las ventanas-puertas de la Sala Cuna al abrirse se encontrán ante este escenario de colores y aromas. Destacando la plantación/siembra de un pradito sensorial, para estimular a las guaguas a disfrutar de los encantos del tomillo rastrero y de las mazanillas, que juntos van tejiendo una gruesa alfombra. Gatear, aprender a caminar sobre aromáticas hojas.

Algunas fotografías sobre la construcción de la Huerta-Jardín Sensorial