Pese a que amaneció con mucho frío, el suelo escarchado, nos levantamos con la fuerza del llamado de la siembra. Temprano pedaleando hacia Semillas de sol. Mujeres, hombres, niños y niñas disfrutamos de los colores, aromas y texturas de las hortalizas y hierbas. Preparamos la camita de cultivo con mucha alegría y cariño.
Podemos sentirnos orgullosos/as de continuar ampliando nuestros horizontes hortícolas en esta ciudad que tanto los necesita.