"Frotamos con los dedos una hojita de poleo y sentimos cómo explota su dulce mentosidad en nuestra nariz, llevándonos hacia el sur, a la lluvia, al silencio de la huerta escondida"
Un rincón olvidado en un patio, se ha venido transformando hace algunos años, en un jardín-huerta para un grupo de niños y niñas, pequeños y pequeñas. Un cajón sembrado con zanahorias, perejil, habas y calénudulas, mira asombrado a un nuevo universo vegetal. Su vecina la señora Huerta-Jardín Sensorial. Cuatro espacios de cajones a veinte cenímetros del suelo, cobijan hoy a cuatro grupos de hierbas y hortalizas, organizadas en: plantas para tocar, para oler, para comer, para sentir, además de un pozo circular de agua, para escuchar y atraer más vida a este acogedor lugar.
Las ventanas-puertas de la Sala Cuna al abrirse se encontrán ante este escenario de colores y aromas. Destacando la plantación/siembra de un pradito sensorial, para estimular a las guaguas a disfrutar de los encantos del tomillo rastrero y de las mazanillas, que juntos van tejiendo una gruesa alfombra. Gatear, aprender a caminar sobre aromáticas hojas.
Algunas fotografías sobre la construcción de la Huerta-Jardín Sensorial
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