Hierbas aromatizando los aires, frutos maduros acompañando las veredas.
El padre sol aún no entrega sus rayos majestuosos, la madre tierra se prepara para recibir nuevas semillas, otoño, tiempo de preparación. Los pequeños espacios rurales de la ciudad se alegran al recibir a nuevos/as horticultores/as dispuestos/as a danzar con la luna, con el agua.
Lo que más se pierde son los sentidos profundos de cada hombre y mujer que montados/as sobre su bicicleta, avanzan silencioso/as, junto a sus pensamientos, viendo cómo cada día salir a la calle significa un desafío a sus vidas, siendo el mismo que los/as mueve detrás de tantos ideales.
ResponderEliminar"Hoy pasado Ramón Carnicer con Bilbao había una micro detenida al lado izquierdo, el semáforo estaba en rojo y después de unos segundos de pensar si la adelantaba (por el mismo costado) puse mis pies sobre los pedales y avancé, grande fue mis sorpresa cuando iba en la mitad de la micro y ésta comenzó a moverse, pensé: 'si se mueve unos centímetros hacia la izquierda me va a botar', y así me bajé de un saltó de Tomata, me paré sobre la vereda y con mis manos sostenía el manubrio, mientras gritaba con mucho miedo”¡¡¡¡Ahhhhh!!!!”. Fue todo muy rápido, cuando la micro pasó, me sentí a salvo, pero de pronto miré hacia atrás y la fila de autos comenzaba a moverse, ahora ellos eran mi amenaza, entonces rápidamente salté arriba de la bici y continué mi viaje. Creo que no hay tiempo para detenerse, el tiempo para dudar en la rapidez del tránsito.
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